Así es la verdadera "dieta mágica"

Claves para lograr un cambio de hábito sostenible en el largo plazo.

Actualmente los fenómenos culturales, el marketing y las redes sociales han creado un contexto favorable para pensar la delgadez como ideal estético. Y las dietas mágicas aparecen como la clave para alcanzarlo.

Sin embargo, la ecuación es mucho más simple que esperar un milagro: un plan de alimentación saludable sostenido en el tiempo y acompañado por actividad física, es la respuesta para tener un cuerpo saludable todo el año.

El consumo de alimentos es fundamental para el funcionamiento del cuerpo, ya que de esa forma se transforma la energía química de los mismos en energía indispensable para mantener los signos vitales y realizar las actividades cotidianas.

Pero muchas personas buscan bajar de peso suspendiendo o reduciendo en exceso la ingesta de alimentos. De esta manera, el cuerpo no obtiene la energía necesaria y activa su "modo ahorro" para regular el gasto energético: es decir, cuanto menos se come, menos se gasta. Esta práctica provoca principalmente la pérdida de masa muscular, un problema que también puede derivar en lesiones articulares y musculares, si se combina con actividad física excesiva o no controlada.

Quienes optan por dietas extremas, suelen restringir algún grupo de alimentos; por ejemplo, las harinas, asociadas erróneamente al aumento de peso. Sin embargo, es importante entender que no existen buenos o malos alimentos: existen buenas y malas combinaciones, o porciones excesivas.

Esta es la principal diferencia entre dieta y plan alimenticio: la primera suele restringir el consumo de alimentos, provocando el descenso de peso en el corto o mediano plazo sin considerar el momento biológico de cada individuo ni generar hábitos alimenticios adecuados.

Por su parte, los planes de alimentación buscan un cambio en el estilo de vida que sea completo, suficiente, armónico y adecuado, atendiendo todo aquello que se necesite para una buena nutrición.

Este plan debe estar supervisado por un licenciado en Nutrición y debe cumplir con las siguientes reglas:

* Combinar todos los grupos de alimentos, cubriendo los nutrientes necesarios para el organismo.

* Cubrir las necesidades calóricas de cada organismo.

* Incluir porciones adecuadas de cada grupo de alimentos, combinando sabores, texturas y colores.

* Estar planeado según los gustos, hábitos, tendencias y la situación socioeconómica de cada persona.

En el caso puntual de las harinas, no hay que suprimirlas sino priorizar el consumo de las integrales sobre las blancas (facturas, bizcochos, galletitas), que, además, suelen ser ricas en sodio, grasas y azúcares.

No hay que perder la paciencia, no existen atajos ni milagros para perder peso. La clave es ser reflexivos y tener en cuenta que recurrir a estas dietas mágicas puede tener un resultado favorable a corto plazo, pero también pueden perjudicar la salud. Las dietas deben adaptarse a cada persona y a su estilo de vida.

[La autora de este artículo es nutricionista coordinadora de Nutrición de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.]